En la Galicia de 1830, una mujer se enfrenta a las convenciones de su tiempo.
La novela más ambiciosa de María Oruña, una autora totalmente consolidada.
María Oruña vuelve con un crimen y una leyenda, seguida de 200.000 lectores. La historia fluye en «El bosque de los cuatro vientos», que nos adentra en Santo Estevo de Ribas de Sil (Galicia) por la maleza del tiempo. «No sabía que el parador tuviese un bosque privado, ¡me alucinó!», revela la autora.
Sinopsis de El bosque de los cuatro vientos:
A comienzos del siglo xix, el doctor Vallejo viaja de Valladolid a Galicia junto con su hija Marina para servir como médico en un poderoso monasterio de Ourense. Allí descubrirán unas costumbres muy particulares y vivirán la caída de la Iglesia. Marina, interesada en la medicina y la botánica pero sin permiso para estudiar, luchará contra las convenciones que su época le impone sobre el saber y el amor y se verá inmersa en una aventura que guardará un secreto de más de mil años.
En nuestros días, Jon Bécquer, un inusual antropólogo que trabaja localizando piezas históricas perdidas, investiga una leyenda. Nada más comenzar sus indagaciones, en la huerta del antiguo monasterio aparece el cadáver de un hombre vestido con un hábito benedictino propio del xix. Este hecho hará que Bécquer se interne en los bosques de Galicia buscando respuestas y descendiendo por los sorprendentes escalones del tiempo.
Un pequeño fragmento del libro:
Todo cambió cuando conocí a Pascual, que daba clases de Historia del Arte en mi misma universidad, la Autónoma de Madrid. ¿Cómo íbamos ambos a suponer que, tras un par de cervezas en la cafetería de la facultad, terminaríamos trabajando juntos y siendo conocidos como los Indiana Jones del mundo del arte?
Él estaba especializado en antigüedades griegas y romanas, y además de trabajar en la universidad colaboraba de forma estable con el MAN, el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Fue allí donde le colaron un busto romano del año cero que, en realidad, había sido creado en el siglo xxi. Su reputación y su amor propio se vieron en entredicho. Le ayudé como pude, en una larga historia que ahora no viene al caso, y que concluyó cuando localizamos en Sevilla al falsificador, que como los de la mayoría de su oficio resultó ser un antiguo restaurador de arte.
Sus trabajos eran tan extraordinarios que ni siquiera los expertos eran capaces de ver las diferencias entre sus bustos y los originales, de dos mil años de antigüedad. A pesar de que no era nuestra intención original, Pascual y yo terminamos destapando con aquel hallazgo una red de falsificadores de nivel internacional, por lo que acabamos saliendo en la prensa nacional, europea y hasta en la norteamericana. Esto no nos supuso ninguna recompensa económica, pero sí un inesperado prestigio en nuestras respectivas facultades universitarias y el germen de una idea: ¿y si nos dedicásemos a aquello, a desenmascarar a estafadores, ladrones y falsificadores de arte?
Sobre la autora:
María Oruña (Vigo, 1976), gallega de padre cántabro, desde pequeña visita con frecuencia Cantabria. Allí ha ambientado la serie de novelas Puerto escondido (Destino, 2015), un exitoso debut en el género negro que ha sido traducido al alemán, el francés y el catalán, al que siguieron Un lugar a donde ir (2017) y Donde fuimos invencibles (2018). En las tres novelas los protagonistas son los paisajes cántabros y el equipo de la teniente Valentina Redondo, que se ha ganado el cariño de miles de lectores. Oruña es abogada y actualmente compagina esta profesión con la escritura.
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