El 5 de agosto es el aniversario del fusilamiento de las 13 Rosas. La dramática historia de estas trece jóvenes marcaron para siempre la historia de Madrid.
La madrugada del 5 de agosto de 1939, cuatro meses después de terminar la Guerra Civil, fueron fusiladas trece mujeres. Todas ellas, de entre los dieciocho y los veintinueve años, fueron declaradas culpables de un delito de «adhesión a la rebelión». La represión del comienzo de la dictadura franquista fue especialmente dura en los primeros años. Esta es la historia de las Trece Rosas, unas jóvenes que, sin saberlo, marcarían para siempre la memoria de un país.
La historia
Tras la ocupación de Madrid por el ejército de Francisco Franco, las Juventudes Socialistas Unificadas intentaron reorganizarse. La mayoría de sus dirigentes, así como los del Partido Comunista de España, habían abandonado ya el país. Por este motivo, la organización acabó en manos de militantes muy poco experimentados y significativos. José Pena Brea, cabecilla de las JSU, fue detenido y torturado con el fin de que diera a conocer todos los nombres de militantes que conociese.
La mayor parte de los detenidos apenas había tenido tiempo de volver a infiltrarse en la organización. Sin embargo, su captura fue muy sencilla debido a que los ficheros de los militantes del PCE y las JSU no habían podido ser destruidos. Así, detuvieron a las Trece Rosas. En un primero momento, fueron conducidas a las instalaciones policiales para, más tarde, ser torturadas. Finalmente, las trasladaron a la cárcel de mujeres de Ventas.
El 27 de julio de 1939 se produjo un atentado contra Isaac Gabaldón Izurzún. Por aquel entonces, el comandante ocupaba un importante puesto en el aparato represivo franquista, ya que había sido miembro de la «quinta columna» de Madrid. En la explosión fallecieron él y su hija de dieciséis años, así como el conductor del vehículo en el que viajaban.
A pesar de que todo parecía indicar que el atentado había sido perpetrado por antiguos soldados republicanos, el régimen decidió atribuirlo a una red comunista de grandes dimensiones y calado en el país. Así fue como comenzaron los primeros consejos de guerra. En total, no se conoce un número exacto de los fusilados como consecuencia de este atentado. Sin embargo, dentro de los 56 ejecutados la madrugada del 5 de agosto se encontraban las Trece Rosas. Nueve de ellas fueron asesinadas siendo menores de edad, ya que la mayoría estaba establecida en veintiún años.
Las Trece Rosas
La trece jóvenes condenadas fueron:
- Carmen Barrero Aguado, 20 años. Era modista y trabaja desde los doce para poder ayudar a subsistir a su familia. Era militante del PCE y fue detenida el 16 de mayo de 1939.
- Martina Barroso García, 24 años. También modista, al terminar la guerra se afilió a las JSU de Chamartín. La detuvieron cuando se dirigía a buscar armas y municiones al frente de Ciudad Universitaria.
- Blanca Brisac Vázquez, 29 años. Era pianista y la mayor del grupo. Tenía un hijo y nunca había militado en política. Católica y votante de derechas, fue detenida por relacionarse con un hombre que militaba en el PCE.
- Pilar Bueno Ibáñez, 27 años. De profesión modista, se afilió al PCE al comienzo de la guerra. Fue voluntaria en las casas-cuna, los lugares donde se recogían a los hijos de milicianos que habían partido al frente. Acabó ocupando puestos de importancia en la organización. La detuvieron el 16 de mayo de 1939.
- Julia Conesa Conesa, 20 años. De Oviedo y de profesión modista, se afilió a las JSU durante la guerra. Sin embargo, cuando comenzó a trabajar tuvo que dejar la militancia. Fue denunciada por un compañero de su novio. La detuvieron mientras cosía en su casa en mayo de 1939. Pocas horas antes de ser fusilada, escribió una carta en la que pedía a su familia «que mi nombre no se borre de la historia».
- Adelina García Casillas, 19 años. La segunda más pequeña del grupo era hija de un guardia civil. Militaba en las JSU y la engañaron para detenerla. Se presentó voluntariamente para un interrogatorio ordinario. Sin embargo, jamás volvió a casa.
- Elena Gil Olaya, 20 años. Militaba en las JSU desde la guerra. Al final de ésta, continuó sirviendo en el grupo de Chamartín.
- Virtudes González García, 18 años. Se afilió a las JSU en 1936, donde conoció a su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939, ya que la denunció un compañero suyo bajo tortura.
- Ana López Gallego, 21 años. Militante de las JSU, tuvo la oportunidad de marcharse a Francia con su novio. Sin embargo, decidió permanecer en España para poder cuidar de sus hermanos pequeños. También fue detenida el 16 de mayo.
- Joaquina López Laffite, 23 años. Era la secretaria femenina del Comité Provincial femenino de las JSU. Fue delatada por su número dos. A pesar de ser detenida el 18 de abril de 1939, no fue llevaba a la prisión de Ventas hasta el 3 de junio.
- Dionisia Manzanero Salas, 20 años. Se afilió al Partido Comunista después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos en un descampado. Acabó sirviendo de enlace entre los dirigentes comunistas. Fue capturada el 16 de mayo de 1939.
- Victoria Muños García, 18 años. Se afilió con tan sólo 15 a las JSU. Su hermano era Gregorio Muñoz, responsable militar del sector de Chamartín de la Rosa. Acabó en las Ventas el 6 de junio de 1939.
- Luisa Rodríguez de la Fuente, 18 años. Apenas pudo militar, ya que su misión era formar un grupo de resistencia. Tan sólo había convencido a su primero cuando la detuvieron en abril. Fue la primera en llegar a la prisión de Ventas.
En la literatura
La historia de estas trece jóvenes llegó al mundo literario de la mano de Jesús Ferreiro. En la novela, el autor cuenta los trágicos acontecimientos, desde su ingresó en prisión hasta su fusilamiento en el paredón de un cementerio.
A través de 27 capítulos, distribuidos en cuatro partes, el autor dedica un capítulo a cada una de sus protagonistas. Mezclando la memoria, la historia, la esperanza y el dolor, nos transporta a aquellos días grises de posguerra, donde el hambre y la represión estaban a la orden del día.
La sucesión de los hechos se entremezcla con los diálogos y las reflexiones de las jóvenes. Por este motivo, a menudo olvidamos que hay narrador.
En cuanto al mundo audiovisual, la novela también fue llevada a la gran pantalla. En 2007 se estreno Las Trece Rosas, dirigida por Emilio Martínez Lázaro, donde se pone voz e imagen a las jóvenes.
Más de ochenta años después, aún seguimos recordando a esas valientes mujeres. Tal y como pidió Julia… vuestro nombre nunca se borrará de la historia.
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