Con la serenidad del buen periodismo y emoción contenida, Pepa Bueno narra como nadie la historia de una herida aún abierta.
Pepa Bueno, periodista referente española, se ha estrenado como escritora y nos ha descubierto en su libro, Vidas arrebatadas, las vidas de dos supervivientes del atentado etarra contra el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza el 11 de diciembre de 1987.
En Vidas arrebatadas. Los huérfanos de ETA (Planeta), la periodista relata la vida de esos niños que quedó «absolutamente detenida» con el atentado, la pesadilla con la que los protagonistas «se van a la cama cada día y que sigue siendo real cuando despiertan» y «cómo el paso del tiempo de un trauma no curado no descarga sino que carga sobre las espaldas un mayor peso», señala en una entrevista con EFE.
Sinopsis de Vidas arrebatadas
La tragedia de un día. El drama de dos vidas. Dos niños inocentes, sin el calor de la familia y sin la protección de las instituciones.
El 11 de diciembre de 1987, José Mari tenía trece años, y Víctor, once. Residían con su familia en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Poco después de las seis de la mañana el edificio voló en pedazos. Solo una pared quedó en pie. En ella se apoyaban las camas de José Mari y Víctor, que, tras la explosión, despertaron para encontrarse sobre un abismo de escombros. Aún no sabían que su madre, su padre y su hermana de siete años acababan de morir.
«Esta es la historia de una herida incurable, la de dos hermanos que de niños sobrevivieron al atentado contra la casa cuartel de Zaragoza, en el que perdieron a sus padres y a su hermana pequeña. Un testimonio sin tapujos, de una alta carga humana, tan doloroso como conmovedor». – FERNANDO ARAMBURU, autor de Patria.
Breve fragmento de Vidas arrebatadas
«06.13 horas del 11 de diciembre de 1987
José Mari: Estaba en mi cama, soñando que jugaba al billar americano con otro que no sé quién era. Me acuerdo perfectamente de aquel sueño. Me tocaba a mí abrir las bolas y cuando le di a la blanca… ¡Bum! Sentí una enorme sacudida. Abrí los ojos y solo veía una nube de polvo, estaba oscuro, llovía en mi cara y había un olor muy intenso, muy penetrante, que entraba hasta los pulmones. Luego supe que era el olor del amonal, ese olor tan intenso a azufre y amoníaco, que se te queda pegado para toda la vida. Pero en aquel momento no tenía ni idea, todo era extraño, alucinante. No se veía nada, solo ese olor y el polvo, mucho polvo, y la lluvia empapándonos. Se escuchaba la sirena del cuartel sonando a toda leche: sonaba, sonaba, no paraba de sonar. Pero también escuchaba los chillidos de gente que lloraba, que daba alaridos o que pedía socorro.
Yo tenía trece años y tuve clarísimo que aquello era un atentado porque ya sabía que había gente que ponía bombas. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando la nube de polvo empezó a disiparse, miré al frente y lo que vi era increíble, aterrador: no había nada, nuestra casa había desaparecido, la habitación de mis padres y la de mi hermana Silvia… ¡no estaban!
Vivíamos en un tercer piso, pero todo se había caído y debajo solo había escombros. Di un respingo, me pegué al cabecero y miré a mi hermano Víctor, que tenía once años y compartía habitación conmigo. Su cama se había partido en dos, pero él seguía allí, justo en el trozo que seguía en pie, a mi lado. Le dije: «¡Quieto ahí!». Estábamos cada uno en nuestra cama —la mía entera, la suya solo un trozo—, suspendidos en el vacío, en apenas un metro de suelo, mojados y llenos de cascotes. Víctor parecía no entender nada y me preguntaba: «¿Qué ha pasado, José?». El piso de arriba tampoco existía, solo el cielo y la lluvia y el olor y las sirenas y los lamentos. Nosotros también gritábamos: «¡Mamá, mamá!». Y entonces yo lo escuché, yo escuché a nuestra madre que decía: «Hijos míos, no os mováis». Me llegó de debajo de los escombros… Y nosotros, al escucharla, gritábamos más fuerte: «¡Mamá, mamá!», pero ya no respondió«.
Sobre la autora
Pepa Bueno (Badajoz, 1963), licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, inició su carrera profesional en Radio Nacional de España. En 1991 se incorporó a Televisión Española y, desde 1996, presentó el programa Gente. En 2004 asumió la dirección y presentación del matinal Los desayunos de TVE. En 2008 pasó a estar a cargo de la edición y presentación de Telediario 2. Tras 19 años en la cadena pública, volvió a la radio para dirigir y presentar Hoy por hoy en la Cadena SER. En septiembre de 2019 se estrenó en Hora 25 (SER). En 2020 recibió el Premio Internacional de Periodismo Cátedra Manu Leguineche. A lo largo de su carrera ha sido galardonada con el premio Ondas, el Premio Cerecedo de la Asociación de Periodistas Europeos y el Premio al Mejor Telediario del mundo del Instituto Académico Media Tenor. Su firma puede leerse semanalmente en El País.
0 comentarios